jueves, 25 de febrero de 2010

CONFESION

“GRACIAS A LA MANZANA DE EVA, HOY PODEMOS DISFRUTAR DE TODO LO QUE EL PARAISO OCULTABA: EL WHISKI, EL SEXO SIN FRENO, LAS FABES CON ALMEJAS, LA CERVEZA, EL DESAMOR, LA LASAGNA DE ATUN, EL LLANTO, LA POESIA, LAS CANCIONES DE SABINA, LA ENVIDIA SANA…; DE NO SER POR LA MANZANA AHORA ESTARIA DESNUDO, ABURRIDO”

Ernesto Durruti


Durante todos estos años no he querido contradecir lo que las versiones oficiales dicen de lo que ocurrió aquel día. Los profetas, los Mesías, después apóstoles y juglares, fueron relatando los hechos y poco a poco se fueron transformando, para terminar siendo algo que en absoluto fue lo sucedido.

Mi vanidad y el hecho de estar en los altares, siendo nombrado por millones de voces, vanagloriado, me ha impedido contar lo que quizás fue el mayor de mis errores; dejar que santones, reyes autocoronados en mi nombre, salvadores de patrias y de almas, humildes que esperan que aparezca para mitigar sus desdichas, necias plañideras entoquilladas que a golpe de pecho esperan ser salvadas de sus pecados ocultos; hayan manoseado la historia a su favor.

Pero hace algunos días, desde que leí a Durruti, siento la necesidad de que la verdad de lo acontecido aquellos días, salga a la luz.

Durante los primeros seis días apenas descanse, fueron momentos vertiginosos, modelando, engendrando, designando, legitimando y nombrando lo que iba apareciendo: El firmamento, los planetas, el mar, las sombras proyectadas por el Sol, las plantas; todo en un caos reglado y tranquilo; pudiendo contemplar al séptimo día un orden cuasiperfecto.

Y en un pequeño reducto de todo aquello, Ellos vivían tranquilos, rodeados de manantiales y faisanes, protegidos por altas cumbres de fieras y alimañas, provistos de todo lo necesario en un clima benigno vivían y yacían a diario.

Me sentía orgulloso de tanta armonía y durante mucho tiempo conversábamos acerca de casi todo y de nada. Al cabo del día Ellos estaban a solas y luego cuando nos encontrábamos me narraban sus descubrimientos, encontrando en cada uno de ellos algo nuevo incluso para mi.

Ella era hermosa, de piel suave y sin pliegues, de ojos verdes, deslumbrantes; de labios finos y rosados. Su pelo liso cayendo sobre su pecho que a menudo dejaba asomar unos pezones duros y de piel oscurecida. De caderas redondas y nalgas apretadas, el vientre liso sobre su pubis pelirrojo.

Su conversación era amena y su afán por comprender desmesurado; cuando la oía contarnos las cosas, descubría detalles ignorados y pasados por alto. Perspicaz e ingeniosa, incansable, adorable, cuando me encontraba con Eva esperaba ansioso sus relatos.

Adán, de cabellos azabaches y ensortijados, de piel oscura y ojos negros, labios carnosos, rojizos y dientes blancos; sonriente, apenas sin palabras en su mirada. De cuello fino y hombros estrechos, el pecho y el vientre abultados, su prepucio dejaba entrever un glande vigoroso.

Reservado, tímido, inseguro, de pocas palabras, con afán por comprender, permanecía atento a las descripciones de Eva.

Durante muchas tardes conversábamos y Eva relataba como una lagartija permaneció inmóvil durante horas sobre una roca bajo el Sol, o bien como había estado sentada en la arena de la playa contemplando la espuma de las olas, esperando que en algún momento se repitiera el sonido al romper sobre la arena.

Adán permanecía atento, callado y en su mirada se reflejaba su afán por imaginar aquellas cosas.

Me sentía a gusto a su lado y poco a poco fuimos madurando, los veía caminar juntos y me sentía orgulloso de aquella armonía.

Al pasar del tiempo cada día esperaba con ansiedad el encuentro, necesitaba del calor de su presencia, del timbre de su voz y el roce de su mirada.

Pero un día no aparecieron, a la mañana siguiente salí a su encuentro, recorrí las sombras y los pastos, las lomas, los senderos… los encontré bajo un manzano junto al riachuelo, estaban sentados, abrazados, uno frente al otro, Eva con la cabeza sobre el hombro de Adán, mordisqueándolo, sus piernas rodeaban las caderas de Adán y el gemía suavemente, mientras apretaba sus nalgas y la sostenía dentro de su cuerpo con su sexo.

La cólera, la furia; estaban haciendo el amor, la rabia, la saña y a la vez la impotencia, la decepción pues hubiera querido ser yo el que gozara haber estado rodeado por los brazos de Adán.

martes, 8 de diciembre de 2009

ESTADO IMPUNE

“En caso que un determinado servicio de la información atente o pueda atentar contra los principios que se expresan a continuación, los órganos competentes para su protección, en ejercicio de las funciones que tengan legalmente atribuidas, podrán adoptar las medidas necesarias para que se interrumpa su prestación o para retirar los datos que los vulneran.

Los principios a que alude este apartado son los siguientes:


e) La salvaguarda de los derechos de propiedad intelectual. “

Ley 34/2002, de 11 de julio, de servicios de la sociedad de la información y de comercio electrónico (Articulo 8)

Asomado a la ventana, regresan las sensaciones de cuando en los días de verano, sin tener que ir al colegio, le inundaban de tranquilidad al ver el patio a primera hora de la mañana.

El porche cubierto por la parra, las hojas ásperas de la vid y los racimos casi maduros colgando de los tallos, racimos picoteados por los gorriones y que empezaban a desgranarse dejando caer las primeras uvas sobre el suelo de cerámica roja, que luego su abuela maldeciría, pues no había quien quitara las manchas.

El columpio de hierro, que en invierno guardaba su padre en el chamizo para que no se oxidase, pintado de amarillo en el centro del patio.

Y en el rincón mas fresco las hortensias y azucenas al pie de la madreselva que por las noches embriagaban el ambiente, y que a última hora de la tarde regaba su madre con la manguera, para que no se quemasen.

Ahora, veinticinco años después emerge todo casi igual que entonces, se fija en el marco de la ventana, recordando que tiene que comprar lija para pintarlos.

Está cerca el día del santo y en la plaza ya deben estar montando la feria pues a lo lejos se escucha la música de paquito el chocolatero


Apenas lleva dos semanas en esta sección tras 5 años cansado de tanta aberración en “delitos sexuales”, hastiado de irrecuperables perfiles psicológicos, sin pies ni cabeza e imágenes vomitivas. Ahora en “cultura” se encontraba perdido, ayer estuvo hablando con el jefe de sección pues no entendía tanto informe sobre entradas que contenían Almodóvares, Bardenes, Bisbales y Chenoas, sinceramente no veía tanta “intelectualidad” en la mayoría de los filtros del programa.

Javier, el jefe de sección y un enamorado de la causa, le recomendó que si quería modificar los filtros prefijados en la trama del Spyweb de la “sociedad” redactase un escrito al jefe de área, pues de lo contrario le caería un expediente.

Cojió la coca-cola, miró de nuevo la pantalla y se fijó en las palabras resaltadas en rojo: “paquito el chocolatero”. Hoy sin falta redactaría el escrito después de terminar el informe del Durruti de los cojones.

martes, 1 de diciembre de 2009

sábado, 14 de noviembre de 2009

CON LAS PALABRAS Y EN EL MOMENTO JUSTO

Pero cuando ya no podia más era a las horas de las comidas, en aquel cuartito de la planta baja, con la puerta que chirriaba, la estufa humeando, los muros rezumantes, y aquella humedad en el suelo. Toda la amargura de la existencia le parecia que se la servia en el plato, y le subian del fondo del alma, con el humo de la sopa, otras tantas vaharadas de desaliento. Charles se eternizaba comiendo, Ella mordisqueaba unas avellanas o se entretenia, apoyada en un codo, haciendo rayas en el hule con la punta del cuchillo.”

Gustave Flaubert “MADAME BOVARY”

Abrió el portal sin ponerse al telefonillo y cuando subí, su puerta estaba abierta

- Hola

Nadie me contestó, dudé si quedarme en la entrada mirando un cuadro nuevo, pero oí ruido en la habitación y pasé.

La luz del pasillo estaba encendida, habían desaparecido algunas fotos y en su lugar colgaban cuadros de flores sobre fondos negros que resaltaban sobre la pared pintada de color pajizo. Cuadros alargados y estrechos con flores solitarias, alguna de ellas empezando a deshojarse.

Al fondo del pasillo, a través de la puerta, la ventana abierta de la habitación, la persiana subida y el estor a medio alzar algo caído sobre la parte de la pared.

Escuché ruidos como si estuviesen trajinando y de fondo, muy bajo, una canción:

Forgive me
Is all that you can´t say
Years gone by and still
Words don´t come easily
Like forgive me … forgive me

But you can say baby
Baby can I hold you tonight
Maybe if told you the right words
At the right time you´d be mine (*)

- Hola, ¿Lucia?

Nadie contestó, antes de entrar en la habitación

- Hola, ¿Estás?

Una pregunta imbecil pues evidentemente ella me abrió la puerta y alguien estaba en la habitación.

Estaba colocando perchas en el armario y por cuarta vez volví a repetir el saludo, de nuevo sin obtener contestación

- Hola

Descolgaba perchas, miraba algo en la prenda y volvía a colocarla sobre la barra del ropero. Se agachó y abrió un cajón

- ¿Cómo estás?

Levantó brevemente la mirada hacia donde me encontraba de pie y sonrió tenuemente para continuar buscando algo en el cajón de la ropa interior.

I love you
Is all that you can´t say
Years gone by and still
Words don´t come easily (*)

Aspiró fuerte y cerró pausadamente el cajón y las puertas del armario.

Estaba vestida como si acabara de llegar, o mas bien, como si fuese a salir a alguna parte, fue hacia la ventana, se asomó y miró a ningún sitio resoplando.

Al contraluz y de espaldas ví como permanecía junto a la ventana, irradiando un estado de inquietud, que no ansiedad, a la vez de tranquilidad y equilibrio. Cerró la ventana y bajó el estor colocando los cordones sobre la escarpia de la pared, como si el tiempo corriese a su favor.

Salió de la habitación, cerró la puerta del cuarto de baño y al llegar a la entrada, apagó las luces del pasillo saliendo al rellano de la escalera. No sé cuanto tiempo transcurrió, pero tampoco tuve sensación de celeridad en sus movimientos, incluso ahora cuando lo recuerdo creo que hubo una cándida quietud en aquellos instantes.

Salí a oscuras por el pasillo iluminado únicamente por la luz que traspasaba la ventana de la habitación, cerré la puerta de la casa y allí estaba, en el rellano, mirando detenidamente las paredes y las dos macetas que su vecina tiene en la puerta. Fue hacia las escaleras y comenzó a bajar.

- ¿Qué buscas, Lucia?
- No lo se

Tuve la sensación de seguir su rastro y que a Ella ni si quiera le importaba mi presencia, no pretendía que la acompañara ni que me fuese, le daba igual, Ella buscaba algo que ni siquiera podía intuir, pero que necesitaba para no tener sensación de asma.

Al salir a la calle ví como se alejaba por la acera, tranquila, estirando el cuello y levantando la cabeza para que el aire le refrescara, las manos metidas en los bolsillos traseros del vaquero, buscando con la mirada.

Estuve semanas sin saber de Ella, alguien me dijo que coincidió en el mismo restaurante y que estaba cenando con un amigo. Otra persona me comentó que en dos ocasiones la había visto en el aparcamiento del Carrefour cercano a su casa, fumando junto al coche, como si esperase a alguien.

Y allí fue donde la ví de nuevo una tarde a mediados de septiembre, sentada en el bordillo del aparcamiento, junto al coche, las piernas estiradas, las manos en el suelo, la cabeza hacia atrás, haciendo espirales de humo:

Un vaso de whisky
Un hotel diferente
Es más que suficiente para pensar en ti
Una noche de mayo
Con el mar a mi lado
Es ya tarde y tus ojos siguen allí (**)

Juntó sus manos estirando los brazos frente a su cara, me miró y sin decir palabra me hizo un gesto para que me sentara a su lado, repitiendo la sonrisa tenue de días atrás en su casa. Encogió las piernas, apoyó la barbilla sobre las rodillas y mirando fijamente a algún punto del suelo:

- ¿Sabes? Creo que encontré lo que buscaba, pero no se si lo he extraviado temporalmente

No consigo sacarte de mí
Ni olvidarme de ti.

Y es que no hay droga más dura
Que el amor sin medida

Y es que no hay droga más dura
Que el roce de tu piel (**)

La música seguía sonando mientras sonreía.


(*) Perdóname
Es todo lo que no puedes decir
Los años se han ido y todavía
Las palabras no vienen fácilmente
Como… perdóname… perdóname

Pero puedes decir: - Nena
¿Nena… puedo abrazarte esta noche?
Quizás si te digo las palabras correctas
En el momento justo, serás mía.

Te amo…
Es todo lo que no puedes decir
Los años se han ido y todavía
Las palabras no vienen fácilmente
(Baby can I hold you tonight Tracy Chapman)

(**) El roce de tu piel (Revolver)

domingo, 1 de noviembre de 2009

INDEFENSION

“TEMO EL CHOQUE DE LA SENSACION QUE SALTA SOBRE MI, DEBIDO A QUE NO PUEDO DARLE EL TRATAMIENTO QUE VOSOTROS LE DAIS, SOY INCAPAZ DE CONSEGUIR QUE UN MOMENTO SE FUNDA CON EL SIGUIENTE. PARA MI TODOS LOS MOMENTOS ESTAN SEPARADOS. Y CAIGO DERRIBADA POR EL CHOQUE DEL MOMENTO, EN UN SALTO, Y OS CEBAREIS EN MI. NO HAY UNA FINALIDAD PREVISTA. NO SE COMO PASAR DE UN MINUTO A OTRO, DE UNA HORA A OTRA, RESOLVIENDO MINUTOS Y HORAS, GRACIAS A CIERTA FUERZA NATURAL, HASTA QUE CONSTITUYAN ESA MASA INADMISIBLE Y UNIFORME A LA QUE VOSOTROS LLAMAIS VIDA”

Virginia Woolf “Las olas”


Mirar al infinito tranquiliza el alma, igual que Seth miraba al horizonte después de esparcir los pedazos de Osiris por todo Egipto, mientras Horus escrudiñaba los cortados del río en busca de algún alma sin memoria.

En el infinito se perdió el alma de Isis y Anubis tras reconstruir la esencia del Dios, padre y amante. Murió como hombre y una felación le dio la inmortalidad en la estación del akhet, cuando el río desenmascara la tierra, destapa las raíces y el chacal descubre a Bes enterrando los maduros fetos flatulentos.

Halcones surcando el cielo, vigilantes de la travesía del Babuino retirándose a ningún sitio, para permanecer unos instantes más en la inmortalidad futura.

Como los versos se aúnan, incorporándose y articulando un poema, adosando sentimientos y anexando imágenes, así se resuelve la historia. Pedacitos de leyendas que para todos se juntan en una meta en común acordada, para que después, pasados siglos o quizás años, jamás segundos, puedan ser veneradas por los espectadores ávidos de sentirse identificados entre ellos con una conciencia de algo mas grande que su vida, donde refugiarse todos juntos cuando vengan mal dadas, o donde agasajarse cuando la fortuna sople a favor.

Y mientras tanto en un valle alojado en la sima más profunda, rodeado por quebradas y barrancos ajados por el paso de las estaciones; y cuyas tierras bajas están cubiertas de baldías plantaciones donde crecen los escasos frutos de colores arenosos, mira al infinito una mujer sin sonrisa, con los labios formando un arco descendente, el pelo lacio y sin brillo, dejando demasiado despejada una abundante frente aun tersa. Vestida con ropas de colores rosas y amarillos, de tonos apagados y algunas varices en las piernas que colorean de tonos amarillos y violáceos una piel blanca. Durezas en los talones de unos pies anchos, en definitiva, una vida oteando en el infinito la llegada de tiempos mejores.

Y al mismo tiempo en la cumbre de una loma amanece el infinito futuro de otros seres, cuyos cabellos mecen las primeras brisas. Sin afeitar, pues lo primordial es vivir el instante único de las primeras luces del día, que dejarán rescoldos para el resto de la jornada solitaria. Desde lo alto se puede vislumbrar el campo en barbecho, moteado de encinas y zarzales que ahora tras la ligera neblina parecen los terrenos que rodean el monte Olimpo. Apoyados sobre el capó del coche, compartiendo un cigarro clandestino, mientras Sabina suena a través de las ventanas…

... Yo no quiero cargar con tus maletas
Yo no quiero que elijas mi champú
Yo no quiero mudarme de planeta
Cortarme la coleta brindando a tu salud
Yo no quiero domingos por la tarde
Yo no quiero columpio en el jardín
Lo que quiero amor cobarde
Es que mueras por mí (*)


…miran al infinito tranquilizando el amor compartiendo nicotina en el silencio.

Miran al infinito los generales y amantes, estos, a través de los ojos venerados y los primeros entre los destellos de la sangre en el campo de batalla, tras las dunas que separan la soledad y el mar, en ambos casos ocultando los muertos de su felicidad.

Son ya las doce y me despierta el preludio de una jaqueca o quizás el prefacio de una resaca de tequila y cervezas, intentando hilvanar los minutos, los instantes de mi existencia inconexa, fatigado de buscar esa pieza que conforme para todos vosotros mi vida, pues yo no necesito seguir encajando piececitas en ningún puzzle.

Enciendo el cigarro, abro el ordenador y entro en el blog de Teresa, para con su permiso robarla un titulo, escuchando a Sabina y mirando “INDEFENSION”, perderme en el infinito de la mirada del cuadro, para ver si al menos, se me tranquiliza el alma, pues al contrario que le ocurrió a Osiris hoy no aparecerá Thot para hacerme una mamada.


… Y morirme contigo si me matas
Y matarme contigo si te mueres
Porque el amor cuando no muere mata
Porque amores que matan nunca mueren (*)


(*) CONTIGO de Joaquin Sabina

viernes, 12 de junio de 2009

EUTANASIA LARVAR

“EN LA ESPUMA DE LAS OLAS, EN LAS MARISMAS, EN LAS MENBRANAS DONDE SE PONEN EN CONTACTO DOS MEDIOS DIFERENTES, BULLE LA VIDA Y NACE LO NUEVO. EN LAS FRONTERAS, LOS LIMITES, EN LAS BASURAS, EN LOS BORDES, EN LOS MARGENES, AHÍ ESTA EL FUTURO”

"El viejo topo nº 255" Javier Maqua



El quebrado acorde de un bordón acólito. El sonido metálico y grave del dedo deslizándose através de los trastes, sentado en el espigón de una playa anónima, descifrando el lenguaje de las olas, desentrañando las figuras que la espuma dibuja en la piedra cuando se retira la resaca.

“What´ll you do when you get lonelly
And nobody´s waiting by your side?
You´ve been running and hiding much to long
You know it´s just your foolish pride.
Layla, you´ve got me on your knees” *

Eric Clapton asoma en mi cerebro através de la luz, voltea la brisa, desenmascara el agua pulverizada de las olas al romper en el malecón desconocido; refugio de seres inéditos que acuden de vez en cuando a que la magia del mar les deleite con las cabriolas que las olas forman en el transito de una superficie ahora verde, otrora azul celeste.

En el límite de la fantasía, en la frontera de la tierra y el mar, en el borde del atardecer, finjo ser un tipo real; quiero mecerme con las algas que yacen en la superficie salada de un océano apaciguado.

Catatónico, me rindo por ahora en buscar dos olas iguales; con la vista cansada y dolores en la espalda, aturdido por el bramar del viento, emergen sin sentido los versos de Neruda y Benedetti, pues esta noche no podré escribir los versos más tristes y sin embargo podría construir el canal entre tu mirada atlántica y mi natural pacífico.

¿Cuántas islas desperdigadas, habitadas por náufragos anónimos? En la playa de tú refugio anónimo me resisto a conjugar el pretérito pluscuamperfecto de ningún termino por años deshonrado: reír, comer, follar, cantar, llover, llorar, besar, vivir, sufrir, plagiar, beber, correr, huir, aparecer, caminar, escribir, fingir, transgredir … ¡Cuidado!, ¿transgredir?, ¡si! ¡Transgredir si quiero!

Me reclino contra la piedra templada, con el paladar reseco y salado, apuro las últimas perlas de un tequila reposado y lanzo una botella con acuse de recibo contra la marea de un cómplice mar partido por la memoria; enciendo un cigarro, vibro con el recuerdo de un sudor compartido entre las sabanas de las noches mágicas; aspiro el humo y lo exhalo en un suspiro que el viento borra.

¡¡Que te jodan presente, mío es el pasado y nuestro el futuro!!




*”¿Qué harás cuando te encuentres sola
Y nadie esté esperando a tu lado?
Has estado corriendo y escondiéndote durante demasiado tiempo
Tú sabes que esto es solo tu estúpido orgullo
Layla, me tienes a tus pies”

sábado, 10 de enero de 2009

CONTIGO APRENDI

“Apenas despertó aquella mañana, la lengua seca y firme contra el paladar, se asustó del sabor nauseabundo de su propio aliento. Acercó lentamente a su cara la palma de la mano y abrió la boca para dejar escapar una bocanada de aire caliente. El olor a podrido reboto en su piel y ascendió obediente a través de su nariz, perfeccionando la calidad del asco repentino”

“Te llamare viernes” ALMUDENA GRANDES



En el alféizar, Homer, el gato de la vecina, se lame tranquilamente las patas, aseándose medio adormecido. Através de la ventana la luz del primer sábado del otoño recorre la cocina. En la cristalera de al lado, un gorrión seca su plumaje calado hasta los calamos tras la tormenta del mediodía, desconfiando de la presencia del mamífero, recostado apenas a un metro.

En la silla de la cocina, las espirales del humo del cigarro me acunan, en lo que parece que será una tarde calmada, tras una noche de desenfreno y una mañana yaciendo en la habitación, destilando el alcohol libado durante la pasada noche.

Agoto el cigarro y me asombro por la ausencia de síntomas de resaca, apenas recuerdo cuando me metí en la cama de madrugada y leves recuerdos del jolgorio pasado se posan en mi memoria como diapositivas de un fotomontaje surrealista.

Nítidas aparecen las croquetas, la cazuela de callos y las tapas de morcillo de buey estofado que cenamos en la taberna de Antonio Sánchez, las jarras de tinto y el Trina de Luisa, que destrozo el encanto del ágape castizo con el que comenzó la noche.

La primera cena sin lechuga desde que en mayo comenzara la operación “adiós lorza” para lucir palmito en verano.

Han desaparecido los tintes playeros de mi piel reseca, los sabores a sal y mojito, de nuevo las tardes soleadas se acortan, dando paso a las noches eternas de lunas entreveradas en nubes grises, como el mármol de la fría mesa de la taberna, que recoge el camarero, para servirnos los cuatro sorbetes de limón con vodka, pues dicen que el helado impide que la grasa metabolice en los músculos, haciendo una digestión más lenta. Nos deleitamos con el áspero sabor del coctel, entre fotografías y dibujos de personajes taurinos del siglo pasado.

El bullicio, el ambiente cargado por el humo del tabaco y las rígidas maderas de los asientos, me hacen claudicar en la decisión de ir a tomar una copa a un garito cubano que Sole descubrió un sábado de agosto.

Al salir, una ligera brisa hace que me frote los brazos, Carlos y yo somos los únicos que hemos venido sin más prendas de abrigo, en protesta porque el verano llega a su fin y se avecina un otoño indeciso.

El respaldo de la silla se me clava en la espalda y la pava del cigarro me quema los dedos. El recuerdo de la brisa me da escalofríos y me toco los brazos, mientras encuentro una nueva postura y estiro las piernas.

Al bajar del taxi, una casita con luces de colores, creo que en barrio de Hortaleza.

- ¿Pero Sole, donde nos vas a meter?
- Pasa y calla

Una pequeña barra con más de una docena de vasos rellenos de hierbabuena esperan la lima y el ron para ser gastados. Una diminuta pista y apenas dos o tres mesas con taburetes altos.

Apenas tres o cuatro personas y un trío que afina las guitarras y el bongó con un soniquete apelmazador y el primer mojito en absoluto me defrauda. Aplasto la hierbabuena con la pajita mientras el camarero, un cubano de piel tostada y entradas en su cabello negro, una blanca sonrisa de dentadura imperfecta, pero en armonía con su azucarado acento. Ligeramente sin mentón o más bien sin barbilla, con barba poco poblada o más bien con calvas, pero con ritmo en los pies que más tarde se le subirá hasta las caderas; me comenta que a partir de las doce el asunto mejora.

Salgo a la puerta a mirar la noche, “Habana Madrid” se llama el garito de timba cubana, que a santo de que habrá descubierto Sole.

Al entrar ya han comenzado a sonar los primeros ritmos de un bolero que en estos días no pueden más que hacer que sienta una enorme añoranza, Armando Manzanero retumba en el salón…

“Aprendí que puede un beso ser más dulce y más profundo
que puedo irme mañana mismo de este mundo.
Las cosas buenas yo contigo las viví
Y contigo aprendí
que yo nací el día que te conocí”


El segundo mojito no me dura ni una estrofa y mientras contoneo mi cuerpo entablamos de nuevo la conversación de la cena.

Tengo hambre pero no me apetece cocinar, en la nevera únicamente hay comida fresca y en el armario… ¡uf! Necesito con urgencia reabastecerme, al fin abro una lata de jamón cocido, un cuscurrito de pan y una cerveza, hay tardes en que la pereza es uno de los placeres más grandes que afloraron del paraíso corrompido.

Las sombras comienzan a regatear entre las baldosas, mientras enciendo un cigarro me asomo a la ventana añorando la cálida sensación al caminar sin zapatillas por la casa.

A poquitos se ha llenado el garito y sin saber como, parejas de baile se contonean en ritmos diabólicos y sensuales, levantándome la libido a niveles históricos. Samba, son cubano, el punteo del grupo es increíble y la voz algodonada del más bajito del trío hace ascender de los infiernos las más ricas sensaciones, que olvidadas se posan en cada uno de los poros sudorosos de mi cuerpo.

Sin saber muy bien como, comienza a surgir un juego de miradas, con un grupito vecino que ríen y bailan entre ellos. Obviando la hierbabuena, incluso el ron, recuerdo al bajito entonando a Benny Moré en un lascivo “parece que va a llover”.

Lo que pensaba que era un cuerpo decadente, parece interesar a otros y siento el tacto de la piel, la mano en la cintura, el calor del sexo contrario mientras bailo y junto al desconocido concluyo el último mojito de la noche cuando la camisa ya se pega a mi piel…


Cuando la luz de la farola rompe la penumbra del salón, suena el telefonillo y dudo si responder, pues los recuerdo de ayer han hecho que vuelva a humedecerme.

- ¿Sí?
- Lucia
- Dime Sole
- Vamos a tomarnos un vinito aquí enfrente, ¿Bajas?

No quiero romper el hechizo de lo que se avecina, ni tentar dos noches seguidas a la fortuna

- No hoy no puedo, gracias


Sin encender la luz me tumbo en la cama sudorosa. En la silla comenzaba a dolerme el culo.

jueves, 8 de enero de 2009

lunes, 5 de enero de 2009

A los Magos de Oriente

Queridos Reyes Magos:

Espero que al recibo de la presente os encontréis bien, cuando visitéis en esta noche Belén, poneros a buen recaudo y llevar puesto el chaleco antibalas, pues los judíos disparan y luego preguntan.

Ya sabéis que bueno, bueno no es que haya sido en exceso, pero hago la cama antes de ir a trabajar y me lavo los dientes dos veces al día.

Os escribo, no para pediros presentes, ni siquiera Paz a los hombres de buena voluntad, pues dudo de la voluntad de algunos simios sionistas y de todos los adláteres que los justifican.

Me gustaría que a todos los que de la “Tierra Prometida” están haciendo un gueto plagado de muerte, les dejéis junto a la almohada una cartulina con la frase que desgraciadamente Hoess hizo famosa “Arbeit macht frei “, seguro que ellos saben de lo que va la historia de antiguos pogromos que ahora recrean en la piel de otros.

A Bush, un mono de tela color butano, una venda y dos bridas de plástico a modo de grilletes, pues en Guantánamo podrá retirarse a escribir sus memorias.

A los mal tratadores un saco de carbón incandescente, y en vez de dejárselo en los zapatos, por favor metérselo en los calzoncillos.

A los de la COPE… a estos no les traigáis nada, bastante tienen ya en sus templos como para que enriquezcamos mas sus iglesias y catedrales, con riquezas y mártires.

A José Luis, un poco de memoria y dignidad histórica.

A Mariano, un traductor para poder entender a Don Manuel. También traerle unas clases de logopeda, pues resalta mucho las eses y me pone de los nervios.

Para mi Atleti, no os pido otro doblete, pues tampoco quiero agobiaros con imposibles.

Como también quiero que podáis traer mas cosas en otros parajes, no voy a pedirme más cosas.

Para mi, ya sabéis, como dice Pepín “con mucho tengo bastante”.

Para mis amigos el calor de mi mano y para mis enemigos quiero que les traigáis el doble de lo que ellos os hayan pedido para mí.

Abrigaros y espero que no terminéis muy tarde, y por favor, si venís, no hagáis mucho ruido.

Os dejo el agua y pan para los camellos; así como mazapanes y licores para vosotros.

Os sigue queriendo

E. D.

P.D: Se me olvidaba, a Fidel traerle un chandal nuevo, pues creo que afortunadamente le queda algo de cuerda todavía.

domingo, 5 de octubre de 2008

EN CRISIS

“E = m . c2 “

“Teoria de la relatividad” Albert Einstein


Cuando comencé este espacio, aspiraba a que lo imposible fuese algo que se instalase en lo cotidiano, pero lo imposible a veces se vuelve transgresor y sedicioso.

Intentar demostrar que la energía (E) de un cuerpo es directamente proporcional a su masa (m) y al cuadrado de la velocidad (c) con la que se desplaza, es una tarea absurda por mi parte dada la escasa formación científica que atesoro. Einstein, padre de la criatura relativista, confirmó parte de su teoría, con la sentencia del primer principio de la termodinámica que asegura “la energía, ni se crea ni se destruye, sólo se transforma “

Sumergidos en una crisis global, nacida de la economía y si adaptamos el primer principio termodinámico, me permito conjeturar “el dinero ni se crea ni se destruye, sólo se transforma”. Al dinero en ingentes cantidades le llamamos capital, por lo tanto “el capital” y los capitalistas también se transforman o mejor dicho, en este caso, se disfrazan.

Lo que hace no más de un año era una floreciente economía, edén para unos súbditos felizmente hipotecados en una vida del bienestar neoliberal, hoy se transforma en una crisis donde el capital ha recogido velas, transformado el dinero y retirado la confianza a esos súbditos ahorradores y en muchos casos esclavos hipotecarios.

Los bancos serán reflotados por las arcas del estado, a costa de otros fondos reservados a la educación, la sanidad o la cultura, con el único fin de que no se note mucho como se ha transformado el dinero. Y nadie se atreve a preguntar ingenuamente “ ¿Dónde está el dinero que hace unos meses circulaba por estas robustas y sólidas economías? “. Por favor, no quiero que tertulianos, politólogos y economistas, voceros del sistema, me contesten; pues son maestros prestidigitadores del verbo y la falacia.

Corbacho, necio botarate y súbdito del gobierno de la corona, famoso por sus aseveraciones y por su mirada retadora y autosuficiente; la pasada semana sentenció, ante un próximo dialogo con los agentes sociales y preparándonos para lo que se avecina, justificando lo que será la ultracongelación de los salarios; que es preferible ganar menos dinero, con tal de asegurar el trabajo. Joder que agusto se quedaron en Valverde de Leganés, cuando su familia emigró a Cataluña.

Señor ministro, quédese con su verborrea, pues no pienso dedicarle más tiempo de mi vida.

¡¡¿Se tambalea el sistema? , pues aprovechemos para tumbarle!! Fondos de inversión y entidades financieras, están transformando el dinero, para que al menos los grandes inversores recuperen su capital, y cuando lo tengan a buen recaudo, cerrarán empresas y sucursales, llenando los juzgados de expedientes de regularización, dejándonos a los pequeños ahorradores y gran deudores, en la calle y con más miseria de la habitual.

Y mientras tanto los secuaces del capital, incluidos los de la rosa en puño, nos distraen y serenan, incitándonos a seguir consumiendo; desde los púlpitos políticos, atiborrados de súbditos complacientes.

A los que de un salario sobrevivimos y a lo más nos preparamos una jubilación mediante fondos de pensión, os propongo:






  • Vayamos a recursos humanos de las empresas y hagamos que el salario nos lo den mediante talón y dejen de ingresarlo directamente en nuestras cuentas.


  • Ingresemos lo imprescindible, para pagar hipotecas, agua, luz, etc.


  • Recuperemos nuestros ahorros en cualquier forma, fondos de pensión, deuda del estado, acciones, etc.


  • Dejemos de pagar con tarjeta, pues todo lo que este en el banco les permitirá jugar con nuestro dinero, para transformar su capital.




En definitiva, hagamos que en el “corralito” que se avecina, los del redil sean Ellos, y que acudan a la puerta de nuestros hogares para pedirnos que regresemos.

Volviendo a "E = m . c2", hagamos que nuestra masa (m) crezca conjuntamente, para así, la energía ( E ) que transformemos, corra a nuestro favor, pues no se esperan que podamos agruparnos como ciudadanos de un capital libre.

Recuerdo que Zapatero, el 23 de abril del 2004, tras su primera victoria electoral, regaló a los ministros de su primer gabinete un libro “Como cambiar el mundo” de David Bornstein; gracias José Luis, tuya fue la génesis de este panfleto.


lunes, 8 de septiembre de 2008

PALABRAS

“Me Parece recordar que en los días peores, cuando ni siquiera podía fijar los ojos en los libros, me complacía pensar en el lenguaje, ese don prodigioso que nos fue otorgado desde el inicio. El escritor sabe que su vida está en el lenguaje, que su felicidad o su desdicha dependen de él. He sido un amante de la palabra, he sido su siervo, un esplendor sobre su cuerpo, un topo que cava su subsuelo, soy también su inquisidor, su abogado, su verdugo”

“El mago de Viena” SERGIO PITOL

Me pesan las palabras, las llevo cargadas y colman mi mochila. Afloran en cualquier lugar y disfrazadas de incalculables maneras emergen súbitamente y van granándose, a veces, con gran trabajo.

Ideas, imágenes, recuerdos, sentimientos, son las génesis de esto que al principio no son ni siquiera símbolos y letras.

Me cuesta curtirlas, aderezarlas, adiestrarlas, hasta que se adaptan a mi, o yo a ellas, no si muy bien como surgen. Van germinando y brotan arrancando como un croquis, esbozándose con trabajo primero en relación con su progenitor y se configuran en una secuencia de letras, tomando sentido y a veces, independizándose de lo que las hizo aparecer, se tornan en algo diferente para los que las di a luz.

A veces aparecen magnificas, para esconderse de inmediato y desaparecer durante siglos, y cuando menos lo espero renacen con magníficos vestidos o paupérrimos andrajos; dogmáticas o prácticas.

Algunas se dejan domesticar y las adopto en mi mente. Las alojo junto a otras de su especie y se hacen tratables, incluso serviles. Se van acomodando y forman frases entre ellas. Juegan, se divierten, cambian posiciones, juegan al escondite, a la rayuela, suben al tobogán y se recrean, sometiéndose a la autocracia de mi imaginación. Y cuando trato de nombrarlas se vuelven bravías y rebeldes, incongruentes, sin sentido, en una algarabía de silabas o sonidos. Las escribo, las nombro y se revuelven confundiéndome, conformándose en algo que me hace renacer, sintiendo frío o haciéndome sudar goterones de alegría que caen como chorros sobre la piel del cuerpo de la mujer que amo y añoro.

Como si se tratase de un cuadro de Prendergast, pinceladas de un lienzo aparentemente sin estética, individuales y sin sentido conforman un todo cuando se juntan, apelmazándose unas sobre otras, trasluciéndose, mientras dejan adivinar cuando te alejas, el rumbo que tomarán cuando concluyan de fraguarse.

Acostumbro a decapitarlas, incluso antes de que sean adverbios o adjetivos y se apiñan en sintaxis imperfectas deambulando insomnes, velando hasta que llegue el momento en que las nombre y las asocie a sensaciones o afectos.

Y como en Playa Girón, "quisiera preguntar, me urge, que tipo de adjetivos se deben usar para hacer el poema de algo, sin que se haga sentimental, fuera de la vanguardia o evidente panfleto".

Mientras tanto esperare a que una vez más el mar me devuelva esta botella de naufrago que ahora arrojo en esta Isla.

sábado, 16 de agosto de 2008

UN PRODIGIOSO LUGAR

“Seguí mi camino con un intimo escalofrío. Me sentía tan identificado con mi doble secreto que ni siquiera mencioné el incidente en los escasos, temerosos, susurros que intercambiamos.

Supongo que hizo un ligero ruido, fuera el que fuese. Habría sido milagroso que esto no ocurriera en algún momento. Sin embargo pese a lo macilento que estaba, parecía totalmente dueño de si, más que tranquilo, casi invulnerable.”


“El coparticipe secreto” JOSEPH CONRAD

Llevo varios días rastreando por la Isla un lugar, creo que prodigioso por si mismo.

Dormitando, hace ya más de una semana, una tórrida tarde junto a un estanque inundado de nenúfares, al girarme para buscar una postura mas confortable, un minúsculo reflejo apareció detrás de unas enredaderas situadas apenas unos metros junto a mi.

Una cajita de madera, con filigranas de estaño incrustadas, que contenía un húmedo y frágil legajo, una canica, un lapicero despuntado y una ramita seca de poleo.

Los dibujos de la caja representaban caracoles, pececillos, juncos y pequeñas florecillas. Sin ningún cierre y bien conservada, estaba sobre un circulo de piedras blancas al pie de la enredadera que trepa sobre el abedul del estanque; lugar frecuentemente visitado por lo lugareños cuando quieren charlar sin sobresaltos.

Me puse las gafas que había dejado junto a mi para no aplastarlas mientras dormía, y observe el pequeño baúl de madera; simple, sencillo, sobrio e inocente, ligero; con frágiles e ingenuas imágenes grabadas, que aunque permanecían en si inmóviles, mostraban distintas escenas de un mismo escenario.

Sin dudar en abrirlo, me mantuve durante unos minutos contemplando la secuencia de imágenes que las filigranas representaban. Me incorpore y hallé en su interior los objetos que ya he dicho.

Tomé con cuidado los papeles que contenían un sucinto relato que describía el lugar que ya he mencionado como asombroso. Escrito a lápiz con una caligrafía monótona y de rasgos redondeados, relata con todo lujo de detalles un arroyo, río, riachuelo; dejémoslo por ahora en un curso de agua, que se encuentra en algún lugar de la Isla.

Desde esa tarde llevo explorando la Isla en busca de este curso y en los momentos que me detengo para descansar y tomar aliento, releo los papeles, asombrándome, pues en cada lectura la descripción es distinta. Se que se trata de un mismo lugar, pero me sorprendo de cómo muta, de su capacidad en transformarse, como es capaz de mudar su cauce alterando su fisonomía, enmendando su trazado, incluso su nacimiento, sin perder su esencia.

Una de las ocasiones se describía como apenas un hilo de agua sobre un suelo terroso, habitado en su fondo por líquenes entre los que se mueven pequeños renacuajos verdes, en un paisaje de bosques, transcurriendo entre musgos y helechos.

El mismo día, cuando me detuve en una fuente para refrescarme, en los papeles se detallaba un gran río de fondo arenoso y aguas verdes, que transcurre por un ancho valle, con un trazado suave y sin grandes giros. De orillas leves salpicadas de altos juncos y frondosos sauces cuyas ramas rozan unas apacibles aguas lentas y tranquilas, habitadas por redondos cangrejos carroñeros que devoran desechos entre las raíces de las plantas y cuyos profundos fondos surcan barbos, lucios y tencas.

Sentado en una banqueta bajo los soportales de la empedrada plaza de un pueblo, identifico en el relato que contiene las cuartillas, un torrente de aguas cristalinas y frías, sobre un lecho de redondeadas y resbaladizas piedras de granito. De cortantes orillas de ocre oscuro que se desmoronan con las crecidas y dejan ver las fuerte raíces de pinos, hayas y acebos. En las pozas que forma el río cuando se toma un respiro en su vertiginoso descenso, navegan esturiones y truchas sigilosas.

En otras lecturas, se muestra el mismo curso de agua en otros relatos que con más tiempo iré narrando, en cada uno de ellos se refleja un lugar distinto, en un ambiente diferente, pero todos ellos con algo aún sin descifrar y que participan en la existencia de un lugar único y prodigioso.

Llevo varios días afanándome por encontrar este maravilloso río y en ningún libro ni mapa de la Isla he encontrado indicio alguno de su ubicación; hasta que esta mañana al regresar de un paseo por la capital de Utopía y entrar en nuestra habitación te he visto dormida semi desnuda sobre la cama. Mi amor, he sido consciente de un único sentimiento en cada uno de los momentos que estamos juntos o apareces en mi mente, ya sea en el banco del patio mientras leemos, follando como locos sobre la alfombra del cuarto, sentados en el sofá tomados de la mano o haciendo el amor en delicadas e interminables caricias. He comprendido que únicamente me guía un fin, demostrarte que te amo sea cual fuere mi estado de ánimo. Sin saber que casualidades confluyen, cuando como el río, me descubro a ratos distinto, diferente,

Esta mañana entendí que está cercano el momento en el que pueda narrarte cada uno de los cuadros que dibuja este curso de agua, que en un legajo he descubierto.

lunes, 4 de agosto de 2008

FELICIDADES

“La cuna de Tomas estaba situada en la parte antigua de la casa que daba al jardín y seguramente el primer sonido que le saludaba por la mañana era el canto de los pájaros detrás de las persianas”

“El valle del Issa” CZESLAW MILOSZ

Aunque sus padres no estaban dormidos y la esperaban, la niña entró en la habitación sin hacer ruido para quedarse dormida y continuó haciéndolo habitualmente durante años.

Una noche calurosa del mes en el que se siega el trigo. Una noche que invitaba a la conversación con los amigos, sentados en el banco bajo la acacia, mientras los niños jugaban al columpio.

Entró rompiendo el agua, queriendo refrescar la habitación y sorprender a su madre que estaba asomada a la ventana.

Llegó de madrugada, a la hora en que las eras huelen a paja fresca, en silencio y desnuda.

Llegaste para ocupar ese espacio que para ti teníamos preparado, para dormir en la cuna, con el búho que te compraron tus hermanas.

No quiero hacer esto más extenso, para que lo leas, pues en una noche como esta, llegaste hace ya trece años

¡¡ FELICIDADES ANA!!

sábado, 2 de agosto de 2008

SUEÑOS

“A Ella vale la pena verla en la playa, una rubia de ojos verdes, alta, esbelta y con grandes pechos.

Incluso cuando el deseo menguaba, nada me gustaba más que echarme en la cama y mirarla mientras se vestía por la mañana y se desnudaba por la noche.

Allá en el hueco de las dunas, la desato la parte superior del bikini y las veo caer, “Imagina donde estarán a los cincuenta, si a los veinticinco caen así” añadió….”


"El pecho". Philip Roth


Al abrirse la puerta le recibieron unos ojos color miel y unos labios rosados sonrientes. Un collar de besos se colgó de su cuello y sujetándole la cara con sus manos, se detuvo a contemplar el bello rostro del que creía estar enamorado. Cinco minutos de besos con la puerta abierta sirvieron para darse la bienvenida y los dos aprovecharon para tranquilizarse, pues les temblaban las piernas por los nervios.

Agarrado de su cintura, entraron en la habitación, cerrándose la puerta tras de ellos; en penumbra pudo ver por fin a esa mujer que durante tanto tiempo había deseado. Era casi de su estatura, porque llevaba unas sandalias blancas con algo de tacón.

Apenas sin dejar de acariciarse le ofreció un vaso de agua y mientras le servía, vio ese cuerpo con blusa azul y pantalón blanco de lino, que tanto tiempo llevaba soñando poseer. Sin apenas tregua para refrescarse la garganta reseca por la ansiedad de conocerla, volvieron a juntar sus rostros y besarse, saboreándose despacio y mientras respiraban iban identificando sus perfumes.

Quitaron sin cuidado las cosas que había sobre la cama y ella, sentada, comenzó a desabrochar su camisa, descubriendo con su boca un vientre bronceado y demasiado musculoso para su edad. Él, de pie, miraba los ojos de ella, que desde abajo le observaban, y con sus dedos hacia anillos con el rubio pelo de ella.

En un pequeño descanso que aprovecharon para preguntarse por sus mutuos viajes, pues habían quedado en tierra de nadie, quizás porque ambos, aun sin reconocerlo, no querían que los encontraran juntos, pusieron su canción, con el altavoz portátil del Ipod de ella, cimbreando sus cuerpos abrazados al son de la melodía de unos timbales y una flauta travesera.

Armonías y notas que sirvieron para eternizarse de nuevo en besos y caricias, abrazados de pie junto a la ventana, ya con los torsos desnudos, él aprovecho para besar su rostro y descender por su cuello hasta su hombro, y abrazándole, desabrochar su sujetador, no sin esfuerzo. Mientras la besaba los brazos, su perfume enervaba sus párpados entornándolos cada vez más, grabando en su pupila los pliegues de su piel, en algunos sitios cuarteada y que comenzaba a desprenderse de los músculos, en esas bellas arrugas que en el inicio de la madurez, aparecían en ella.

Susurrándole alguna estrofa de su canción, ella abrazaba su cuerpo rodeando su espalda, acariciándole la nuca, mientras unos ojos iluminados y brillantes se miraban, pensando cuantos años había tenido que pasar hasta que se materializara este encuentro, aunque ninguno de los dos tuviese ataduras en la vida.

Sin prisas por amarse, pues ya eran dueños de todo el tiempo, cayeron desnudos sobre las sabanas sin pétalos de rosas, besándose, descubriendo los aromas de las caricias y el tacto de sus bocas.

Susurrándose palabras antiguas por años escritas y jamás anteriormente nombradas, sin llamarse por su nombre, se encontraron en la piel por fin juntos. Él descubrió, primero con sus manos, unos pechos aun tersos y rosados, de pezones claros y ahora endurecidos por su lengua; ella descubrió sus caderas y su pubis. Una maraña de dos cuerpos en un único destino.

Como una libélula pausada sobre un estanque, él comenzó a beber las perlas de sudor que sobre la piel de su vientre afloraban; mientras la espalda de ella se corvaba, levantándo suavemente las caderas…

Me despierto sudando y con una erección increíble, miro la almohada y veo tu rostro cotidiano descansando. Un hilillo de baba desciende por la comisura de tus labios, mojando la tela de la sabana.

Me inclino sobre tu cabeza y beso tus párpados, al abrirse tus ojos te regalo un ¡Buenos días mi vida! ¡¡Te amo!! Y juntos le damos al play de nuestros sueños.

miércoles, 30 de julio de 2008

EN LA MOCHILA

“Desde luego, si hace bueno mañana, desde luego – dijo la señora Ramsay-. Pero habrá que levantarse con el alba – Añadió.

A su hijo estas palabras le causaron un gozo extraordinario, como si asegurase que la excursión se llevaría a cabo sin falta y que tan solo mediaban, pues una noche oscura y una jornada de mar para poder alcanzar al fin aquel prodigio con el que le parecía haber estado soñando durante toda la vida…”


"Al Faro" Virginia Woolf

Planifico el encuentro en lugares remotos, imagino la partida, el transporte y la llegada al lugar de destino.

Catedrales, plazas y palacios; personajes, guerras y conspiraciones. Me hago una idea previa, que condicionará para siempre la imagen que grabaré en mi memoria.

Llevo en la mochila un sin fin de recuerdos de mis viajes y excursiones. Los llevo mezclados con los futuros destinos, esos que aún no han podido impregnarme.

Viajes que aún me ilusionan, los he recorrido en etapas imaginarias durante días de pesadillas y noches de insomnio.

Sentado en la terraza, mientras escrudiño el paisaje que intenta aparecer tras la niebla que ya a estas horas levanta, vacío mi mochila sobre mis recuerdos, los encuentro, unos confusos y lejanos, mientras otros aparecen limpios y sin interferencias.

Al principio los ordeno y voy clasificando, pero ya desde el inicio comienzo a no saber como ir agrupándolos, no se donde dejarlos.

Me gusta cerrar los ojos e imaginar escalas que se convierten en destinos; jamás reviso las rutas, ciudades, castillos, jardines, catedrales y palacios; únicamente continentes que albergan centenas de miles de vidas pasadas, futuras y actuales; plazas por seres cotidianos transitadas, mercadillos sin pretensiones comerciales, únicamente el calor del cruce de una mirada.

Tengo el baúl repleto de destinos geográficos y corporales. Viajes por cientos de veces soñados, idealizados, y en cada sueño revivo un viaje diferente.

Respiro profundamente, abro los ojos y tomo un sorbo de tradicional reposado…..

Llego a lugares que me sorprenden de inmediato, sus aromas, sus colores, sus ruidos y voces; gestos, miradas, vaivenes corporales en aeropuertos y estaciones.

Voy aprendiendo a relajarme, a no tener prisa por embutirme en culturas diferentes. Siempre llega ese detalle, ese sonido, aquel sabor que me atrapa, esa palabra que me impresiona.

Renuncio a las rutas típicas de las guías de viaje, y todo vale la pena aunque simplemente sea por aquel “gracias señor” de una niñita a la que le di unos pesos en la plaza de Guadalajara, o por una conversación tras los ventanales de un café de la ciudad más hermosa de la Isla. Me gusta posarme y no moverme, escuchar clandestinamente conversaciones, perseguir rostros, aspirar fuerte del cigarro y en una bocanada de humo sentirme ciudadano.

Si te fijas bien hay inmundicias en esta Isla que merece la pena vivir, aunque por ello tengamos que perdernos la visita a la más majestuosa de las catedrales.

martes, 22 de julio de 2008

IMAGENES

“…. Era un jardín con juegos infantiles: los bolos, el columpio, la peonza. El filósofo estaba sentado en la hierba. Dijo: - Los signos forman una lengua, pero no la crees comprender.- Comprendí que debía librarme de las imágenes que hasta entonces habían anunciado las cosas que buscaba: Solo entonces lograría entender el lenguaje de Ipazia…”

“Las ciudades invisibles” ITALO CALVINO


Me he levantado con legañas en los ojos.

Hoy he dormido como si hubiera perdido el conocimiento, y al levantarme, sin apenas poder abrir los ojos, pues los párpados no podían separarse, he descubierto en el espejo las marcas de las gotas de agua que dejo al afeitarme.

Van quedándose dibujadas sin más y si no las prestas atención es como si no existieran, pero sin embargo, están, y dependiendo de cómo les de la luz y el ángulo desde que se las mire, dibujan unas cosas u otras.

Como no estoy dispuesto a despertar de este letargo, y aun medio dormido, como si estuviera tumbado sobre la hierba viendo pasar las nubes, empiezo a jugar en solitario e intento adivinar las figuras que dibujan sobre el espejo las gotas de agua ya secas.

Durante unos minutos me desespero, pues las gotas no son como las nubes que se dejan averiguar en imágenes caprichosas, y no dibujan nada reconocible, me canso y mi vista comienza a alejarse. Cuando dejo de observar cada gota solitaria y miro casi todo el espejo de una vez, asombrosamente comienzan a vislumbrarse abstractos recorridos sobre la superficie pulida.

¡En mi espejo hay dos jirafas amblando, una frente a la otra!

Dos gotas que en si son solamente eso, marcas de agua seca, pero que en su existencia han ido descendiendo solitarias, juntándose con otras gotas para crecer y dibujar un cuerpo, que más tarde, se separará en cuatro sendas, dibujando las patas.

Me despierto del ensueño, ya son las ocho y media, se me va a hacer tarde.

Voy a tomarme un vaso de leche fría y mientras tanto sentado en la cocina, miraré si las migas de pan sobre la mesa también dibujan figuritas.

Me fumo un cigarro, decido no afeitarme y dejarle una nota a Isabel, para que por favor, hoy no limpie el espejo del cuarto de baño grande.

martes, 15 de julio de 2008

CONVERSACION PENDIENTE



“HAY HOMBRES QUE LUCHAN UN DIA Y SON BUENOS,
HAY OTROS QUE LUCHAN UN AÑO Y SON MEJORES,
HAY QUIENES LUCHAN MUCHOS AÑOS Y SON MUY BUENOS;
PERO HAY LOS QUE LUCHAN TODA LA VIDA, ESOS SON LOS IMPRESCINDIBLES”

B. Brecht

Acabo de regresar de mi primera incursión a las entrañas de la Isla, en mi primer día aquí he tenido la necesidad de caminar y aunque no me siento con fuerzas suficientes para escalar al centro de la Isla, he podido divisar a los lejos los desfiladeros y acantilados que inundan su geografía.

He tenido la necesidad de abandonar la tranquilidad de la playa y durante la caminata me he cruzado con multitud de personajes inenarrables en este momento, personajes que a poco espero ir describiendo.

He subido a una loma cercana, he llegado sudando, una loma de suaves pendientes, de prados apacibles; al principio me pareció inaccesible. Permanecí bajo el sol merodeando alrededor de la pendiente, escudriñando cual sería el mejor camino, el menos cansado, el que menos sudor costase.

Cuando estaba a punto de rendirme, descubrí un pequeño sendero, apenas una marca sobre el suelo plagado de hojarasca habitada por unos pequeños escarabajos de color verde y coraza férrea.

Comencé a ascender por el sendero; al pisar, el suelo crujía bajo mi calzado, no se bien si por las hojas o por el crepitar de los escarabajos al estallar por causa de mi peso. Una suave pendiente, al principio flanqueada por un bosque de zarzas y enredaderas.

Al contrario de lo que viene siendo habitual en otras partes del mundo, según iba ascendiendo, la temperatura aumentaba, aún sin llegar a ser estresante, el calor iba aumentando y el sudor comenzaba a mojar mi nuca, pequeñas gotas comenzaban a recorrer mi piel, comencé a sentir como las gotas de sudor nacían e iban creciendo en el poro y al alcanzar cierto tamaño, como abandonaban el poro y comenzaban a moverse entre el cabello, dejando una sensación de frescor en la senda que marca sobre mi piel.

En apenas unos pasos el paisaje muda y toman el poder los ficus y laureles, pequeñas serpientes y libélulas en manadas, volando silenciosas, como si quisieran sorprender a sus enemigos en un ataque previo a engullirlos en un festín de insectos.

No sabría decir cuando, pero me he desprendido de la ropa y únicamente con las sandalias llego a la cumbre de la loma, rodeado de un paisaje sin detalles significativos, con abundantes jaras de flores rosadas y hojas ásperas y secas.

Con el cuerpo surcado por abundantes y caudalosos riachuelos de sudor, sentado en una suave piedra dura, debajo de la única acacia de la loma, me descubro frente a ti, no se como has aparecido, de pie frente a mi, como el día que te dije que me separaba. De pie, con ese suave balanceo que ya hace tiempo que mecía tu cuerpo mientras estabas de pie, con las manos entrelazadas en la espalda y tus gordos labios ligeramente apretados, dibujando una sonrisa, como si estuvieses disgustado, únicamente me vuelves a repetir, igual que el 22 de Diciembre…. “Se fuerte y lucha, no te rindas”………..

Espero poder tener esa conversación pendiente, que por teléfono me pediste el día 25, apenas unas horas antes que abandonaras para siempre la tierra, no a mi y mis recuerdos.

Me dejaste con la palabra en la boca, con ganas de oír tus consejos, esos que según tu no me dedicaste en la adolescencia y que te estaban machacando, pues crees que no me prestaste atención y que toda se la dedicaste a mis hermanos, pues yo siempre he sido el más maduro.

Sabes que podrías haber roto mi silencio y eso me jode, pero me jode más que te murieras, apenas unas horas después de tu llamada, el 26 de madrugada.

No se si sabrás, que cuando la noche del 25, me dijiste al teléfono, que buscase un rato para hablar contigo, me entró miedo, pues sabia que iba a tener que soltar todo lo que mis silencios contienen.

Y me quede solo, justo en el momento de mi vida, que quizás si podrías haberme ayudado, pues antes y aunque tu tengas tus dudas, siempre estuviste a mi lado. Estuviste, con tu integridad y presencia, tus principios, que en ocasiones originaron discusiones. Estuviste en la libertad que me has brindado toda mi vida y sin la que tú te ahogabas.

En el silencio te he admirado y a veces me sorprendo a mi mismo con algún gesto tuyo.

Ya sabes que los hijos no siempre demostramos nuestros sentimientos y si tengo algún pesar, es no haberte dicho más veces

¡¡Gracias Papa!! ¡¡Te quiero!!

viernes, 11 de julio de 2008

A MODO DE PRESENTACION


“PREFIERO HABLAR DE COSAS IMPOSIBLES, PUES DE LO POSIBLE SE SABE DEMASIADO”

Silvio Rodriguez







Nunca antes supe como empezar a escribir, jamás me decidí por ese comienzo literario, que ya dejase entrever desde un principio lo que sería una obra literaria; única, transgresora, fresca o al menos mordaz. Ese comienzo que envuelve al lector desde el principio en un descenso sin control a un relato que haga historia.

Nunca antes supe como hacerlo, jamás me decidí, quizás por miedo a no saber continuar o quizás, lo que es más grave, por temor a no saber fabricar un desenlace que satisfaga a todos y cada uno de los lectores.

Me olvide que perfectamente único, siempre tuve problemas para comunicar mis temores y alegrías, y poco a poco me he atrincherado en los silencios, en mis profundos silencios de los palacios de invierno.

Siempre me he quedado en el principio, sin llegar a hacer nada, pues me pierdo en la teoría de “como llegar”, sin ni si quiera comenzar a salir. Grandes ideales y ninguna acción, que envidia y que placer poder escuchar palabras de mis amigos cuyos valores y sensibilidades rodean frases como por ejemplo tener una vida donde no perdernos en tenerlo todo y encontrar como ser felices con nada.

Quiero llegar a la orilla que rodea a la Isla Utopía y desde su playa, tirar botellas de naufrago con mensajes, esperando que alguien las recoja.

Utopía lugar de república y libertad, de estado puro del amor y la amistad.

Utopía lugar donde conocer la sonrisa perfecta, porque quizás en algún aparcamiento, haya conocido que vivir la vida, realmente, sea realizable únicamente cuando hablamos de cosas imposibles, que hablen de lo posible los seres grises y vulgares, que nos dejen el amor.

Que sea esta playa una lanzadera de silencios, de palabras inenarrables y pensamientos prohibidos por los moralmente capados. Que sean estas arenas, el lugar donde se hundan para siempre mis pies de plomo. Que sean estas olas, el vaivén que agite mis manos para poder demostrar mis odios y amores, mis virtudes y mis incontables bajezas.


Una vez más me complico en como concluir, pero hoy no voy a ser vencido.

Dejarme tomar un tequila y brindar por vosotros AMIGOS.

Salud y República

P.D.- He estado tentado de rehacer lo escrito, de retocarlo, de cambiar palabras, pero me he contenido. Hoy por hoy es esto lo que queda, mañana ya os diré, pues afortunadamente dios no dicta escritos en mi cuaderno.