domingo, 1 de noviembre de 2009

INDEFENSION

“TEMO EL CHOQUE DE LA SENSACION QUE SALTA SOBRE MI, DEBIDO A QUE NO PUEDO DARLE EL TRATAMIENTO QUE VOSOTROS LE DAIS, SOY INCAPAZ DE CONSEGUIR QUE UN MOMENTO SE FUNDA CON EL SIGUIENTE. PARA MI TODOS LOS MOMENTOS ESTAN SEPARADOS. Y CAIGO DERRIBADA POR EL CHOQUE DEL MOMENTO, EN UN SALTO, Y OS CEBAREIS EN MI. NO HAY UNA FINALIDAD PREVISTA. NO SE COMO PASAR DE UN MINUTO A OTRO, DE UNA HORA A OTRA, RESOLVIENDO MINUTOS Y HORAS, GRACIAS A CIERTA FUERZA NATURAL, HASTA QUE CONSTITUYAN ESA MASA INADMISIBLE Y UNIFORME A LA QUE VOSOTROS LLAMAIS VIDA”

Virginia Woolf “Las olas”


Mirar al infinito tranquiliza el alma, igual que Seth miraba al horizonte después de esparcir los pedazos de Osiris por todo Egipto, mientras Horus escrudiñaba los cortados del río en busca de algún alma sin memoria.

En el infinito se perdió el alma de Isis y Anubis tras reconstruir la esencia del Dios, padre y amante. Murió como hombre y una felación le dio la inmortalidad en la estación del akhet, cuando el río desenmascara la tierra, destapa las raíces y el chacal descubre a Bes enterrando los maduros fetos flatulentos.

Halcones surcando el cielo, vigilantes de la travesía del Babuino retirándose a ningún sitio, para permanecer unos instantes más en la inmortalidad futura.

Como los versos se aúnan, incorporándose y articulando un poema, adosando sentimientos y anexando imágenes, así se resuelve la historia. Pedacitos de leyendas que para todos se juntan en una meta en común acordada, para que después, pasados siglos o quizás años, jamás segundos, puedan ser veneradas por los espectadores ávidos de sentirse identificados entre ellos con una conciencia de algo mas grande que su vida, donde refugiarse todos juntos cuando vengan mal dadas, o donde agasajarse cuando la fortuna sople a favor.

Y mientras tanto en un valle alojado en la sima más profunda, rodeado por quebradas y barrancos ajados por el paso de las estaciones; y cuyas tierras bajas están cubiertas de baldías plantaciones donde crecen los escasos frutos de colores arenosos, mira al infinito una mujer sin sonrisa, con los labios formando un arco descendente, el pelo lacio y sin brillo, dejando demasiado despejada una abundante frente aun tersa. Vestida con ropas de colores rosas y amarillos, de tonos apagados y algunas varices en las piernas que colorean de tonos amarillos y violáceos una piel blanca. Durezas en los talones de unos pies anchos, en definitiva, una vida oteando en el infinito la llegada de tiempos mejores.

Y al mismo tiempo en la cumbre de una loma amanece el infinito futuro de otros seres, cuyos cabellos mecen las primeras brisas. Sin afeitar, pues lo primordial es vivir el instante único de las primeras luces del día, que dejarán rescoldos para el resto de la jornada solitaria. Desde lo alto se puede vislumbrar el campo en barbecho, moteado de encinas y zarzales que ahora tras la ligera neblina parecen los terrenos que rodean el monte Olimpo. Apoyados sobre el capó del coche, compartiendo un cigarro clandestino, mientras Sabina suena a través de las ventanas…

... Yo no quiero cargar con tus maletas
Yo no quiero que elijas mi champú
Yo no quiero mudarme de planeta
Cortarme la coleta brindando a tu salud
Yo no quiero domingos por la tarde
Yo no quiero columpio en el jardín
Lo que quiero amor cobarde
Es que mueras por mí (*)


…miran al infinito tranquilizando el amor compartiendo nicotina en el silencio.

Miran al infinito los generales y amantes, estos, a través de los ojos venerados y los primeros entre los destellos de la sangre en el campo de batalla, tras las dunas que separan la soledad y el mar, en ambos casos ocultando los muertos de su felicidad.

Son ya las doce y me despierta el preludio de una jaqueca o quizás el prefacio de una resaca de tequila y cervezas, intentando hilvanar los minutos, los instantes de mi existencia inconexa, fatigado de buscar esa pieza que conforme para todos vosotros mi vida, pues yo no necesito seguir encajando piececitas en ningún puzzle.

Enciendo el cigarro, abro el ordenador y entro en el blog de Teresa, para con su permiso robarla un titulo, escuchando a Sabina y mirando “INDEFENSION”, perderme en el infinito de la mirada del cuadro, para ver si al menos, se me tranquiliza el alma, pues al contrario que le ocurrió a Osiris hoy no aparecerá Thot para hacerme una mamada.


… Y morirme contigo si me matas
Y matarme contigo si te mueres
Porque el amor cuando no muere mata
Porque amores que matan nunca mueren (*)


(*) CONTIGO de Joaquin Sabina

2 comentarios:

maliZiakiss.com dijo...

Lo que yo quiero, corazón cobarde, es que mueras por mi...Pero no muere, tan solo muere el amor que huele a estafa, a hierba seca, a caldo de aceitunas, mientras ella espera silenciosa en el hueco de sus sábanas y él disfruta de una mamada en otra cama...

Blondie

Fantásticos tus escritos Durruti, ha sido una sorpresa poder leerte de nuevo, continua haciéndolo, lo haces muy bien...

Anónimo dijo...

No me gustan los puzzles, encajar sus piezas me irrita y sin embargo día a día intento componer un paisaje perfecto. Sólo cuando miro al infinito veo los pedazos que conforman mi existencia; las piezas, juguetonas, escapan de su posición configurando realidades distintas, sueños inalcanzables... o tal vez no. Tal vez lo que quieran mostrarme es que, como en el tangram, las combinaciones son innumerables y todas ellas forman una realidad: mi vida.

Caro te vendes Ernesto, siempre es un placer leerte