martes, 8 de diciembre de 2009

ESTADO IMPUNE

“En caso que un determinado servicio de la información atente o pueda atentar contra los principios que se expresan a continuación, los órganos competentes para su protección, en ejercicio de las funciones que tengan legalmente atribuidas, podrán adoptar las medidas necesarias para que se interrumpa su prestación o para retirar los datos que los vulneran.

Los principios a que alude este apartado son los siguientes:


e) La salvaguarda de los derechos de propiedad intelectual. “

Ley 34/2002, de 11 de julio, de servicios de la sociedad de la información y de comercio electrónico (Articulo 8)

Asomado a la ventana, regresan las sensaciones de cuando en los días de verano, sin tener que ir al colegio, le inundaban de tranquilidad al ver el patio a primera hora de la mañana.

El porche cubierto por la parra, las hojas ásperas de la vid y los racimos casi maduros colgando de los tallos, racimos picoteados por los gorriones y que empezaban a desgranarse dejando caer las primeras uvas sobre el suelo de cerámica roja, que luego su abuela maldeciría, pues no había quien quitara las manchas.

El columpio de hierro, que en invierno guardaba su padre en el chamizo para que no se oxidase, pintado de amarillo en el centro del patio.

Y en el rincón mas fresco las hortensias y azucenas al pie de la madreselva que por las noches embriagaban el ambiente, y que a última hora de la tarde regaba su madre con la manguera, para que no se quemasen.

Ahora, veinticinco años después emerge todo casi igual que entonces, se fija en el marco de la ventana, recordando que tiene que comprar lija para pintarlos.

Está cerca el día del santo y en la plaza ya deben estar montando la feria pues a lo lejos se escucha la música de paquito el chocolatero


Apenas lleva dos semanas en esta sección tras 5 años cansado de tanta aberración en “delitos sexuales”, hastiado de irrecuperables perfiles psicológicos, sin pies ni cabeza e imágenes vomitivas. Ahora en “cultura” se encontraba perdido, ayer estuvo hablando con el jefe de sección pues no entendía tanto informe sobre entradas que contenían Almodóvares, Bardenes, Bisbales y Chenoas, sinceramente no veía tanta “intelectualidad” en la mayoría de los filtros del programa.

Javier, el jefe de sección y un enamorado de la causa, le recomendó que si quería modificar los filtros prefijados en la trama del Spyweb de la “sociedad” redactase un escrito al jefe de área, pues de lo contrario le caería un expediente.

Cojió la coca-cola, miró de nuevo la pantalla y se fijó en las palabras resaltadas en rojo: “paquito el chocolatero”. Hoy sin falta redactaría el escrito después de terminar el informe del Durruti de los cojones.

martes, 1 de diciembre de 2009

sábado, 14 de noviembre de 2009

CON LAS PALABRAS Y EN EL MOMENTO JUSTO

Pero cuando ya no podia más era a las horas de las comidas, en aquel cuartito de la planta baja, con la puerta que chirriaba, la estufa humeando, los muros rezumantes, y aquella humedad en el suelo. Toda la amargura de la existencia le parecia que se la servia en el plato, y le subian del fondo del alma, con el humo de la sopa, otras tantas vaharadas de desaliento. Charles se eternizaba comiendo, Ella mordisqueaba unas avellanas o se entretenia, apoyada en un codo, haciendo rayas en el hule con la punta del cuchillo.”

Gustave Flaubert “MADAME BOVARY”

Abrió el portal sin ponerse al telefonillo y cuando subí, su puerta estaba abierta

- Hola

Nadie me contestó, dudé si quedarme en la entrada mirando un cuadro nuevo, pero oí ruido en la habitación y pasé.

La luz del pasillo estaba encendida, habían desaparecido algunas fotos y en su lugar colgaban cuadros de flores sobre fondos negros que resaltaban sobre la pared pintada de color pajizo. Cuadros alargados y estrechos con flores solitarias, alguna de ellas empezando a deshojarse.

Al fondo del pasillo, a través de la puerta, la ventana abierta de la habitación, la persiana subida y el estor a medio alzar algo caído sobre la parte de la pared.

Escuché ruidos como si estuviesen trajinando y de fondo, muy bajo, una canción:

Forgive me
Is all that you can´t say
Years gone by and still
Words don´t come easily
Like forgive me … forgive me

But you can say baby
Baby can I hold you tonight
Maybe if told you the right words
At the right time you´d be mine (*)

- Hola, ¿Lucia?

Nadie contestó, antes de entrar en la habitación

- Hola, ¿Estás?

Una pregunta imbecil pues evidentemente ella me abrió la puerta y alguien estaba en la habitación.

Estaba colocando perchas en el armario y por cuarta vez volví a repetir el saludo, de nuevo sin obtener contestación

- Hola

Descolgaba perchas, miraba algo en la prenda y volvía a colocarla sobre la barra del ropero. Se agachó y abrió un cajón

- ¿Cómo estás?

Levantó brevemente la mirada hacia donde me encontraba de pie y sonrió tenuemente para continuar buscando algo en el cajón de la ropa interior.

I love you
Is all that you can´t say
Years gone by and still
Words don´t come easily (*)

Aspiró fuerte y cerró pausadamente el cajón y las puertas del armario.

Estaba vestida como si acabara de llegar, o mas bien, como si fuese a salir a alguna parte, fue hacia la ventana, se asomó y miró a ningún sitio resoplando.

Al contraluz y de espaldas ví como permanecía junto a la ventana, irradiando un estado de inquietud, que no ansiedad, a la vez de tranquilidad y equilibrio. Cerró la ventana y bajó el estor colocando los cordones sobre la escarpia de la pared, como si el tiempo corriese a su favor.

Salió de la habitación, cerró la puerta del cuarto de baño y al llegar a la entrada, apagó las luces del pasillo saliendo al rellano de la escalera. No sé cuanto tiempo transcurrió, pero tampoco tuve sensación de celeridad en sus movimientos, incluso ahora cuando lo recuerdo creo que hubo una cándida quietud en aquellos instantes.

Salí a oscuras por el pasillo iluminado únicamente por la luz que traspasaba la ventana de la habitación, cerré la puerta de la casa y allí estaba, en el rellano, mirando detenidamente las paredes y las dos macetas que su vecina tiene en la puerta. Fue hacia las escaleras y comenzó a bajar.

- ¿Qué buscas, Lucia?
- No lo se

Tuve la sensación de seguir su rastro y que a Ella ni si quiera le importaba mi presencia, no pretendía que la acompañara ni que me fuese, le daba igual, Ella buscaba algo que ni siquiera podía intuir, pero que necesitaba para no tener sensación de asma.

Al salir a la calle ví como se alejaba por la acera, tranquila, estirando el cuello y levantando la cabeza para que el aire le refrescara, las manos metidas en los bolsillos traseros del vaquero, buscando con la mirada.

Estuve semanas sin saber de Ella, alguien me dijo que coincidió en el mismo restaurante y que estaba cenando con un amigo. Otra persona me comentó que en dos ocasiones la había visto en el aparcamiento del Carrefour cercano a su casa, fumando junto al coche, como si esperase a alguien.

Y allí fue donde la ví de nuevo una tarde a mediados de septiembre, sentada en el bordillo del aparcamiento, junto al coche, las piernas estiradas, las manos en el suelo, la cabeza hacia atrás, haciendo espirales de humo:

Un vaso de whisky
Un hotel diferente
Es más que suficiente para pensar en ti
Una noche de mayo
Con el mar a mi lado
Es ya tarde y tus ojos siguen allí (**)

Juntó sus manos estirando los brazos frente a su cara, me miró y sin decir palabra me hizo un gesto para que me sentara a su lado, repitiendo la sonrisa tenue de días atrás en su casa. Encogió las piernas, apoyó la barbilla sobre las rodillas y mirando fijamente a algún punto del suelo:

- ¿Sabes? Creo que encontré lo que buscaba, pero no se si lo he extraviado temporalmente

No consigo sacarte de mí
Ni olvidarme de ti.

Y es que no hay droga más dura
Que el amor sin medida

Y es que no hay droga más dura
Que el roce de tu piel (**)

La música seguía sonando mientras sonreía.


(*) Perdóname
Es todo lo que no puedes decir
Los años se han ido y todavía
Las palabras no vienen fácilmente
Como… perdóname… perdóname

Pero puedes decir: - Nena
¿Nena… puedo abrazarte esta noche?
Quizás si te digo las palabras correctas
En el momento justo, serás mía.

Te amo…
Es todo lo que no puedes decir
Los años se han ido y todavía
Las palabras no vienen fácilmente
(Baby can I hold you tonight Tracy Chapman)

(**) El roce de tu piel (Revolver)

domingo, 1 de noviembre de 2009

INDEFENSION

“TEMO EL CHOQUE DE LA SENSACION QUE SALTA SOBRE MI, DEBIDO A QUE NO PUEDO DARLE EL TRATAMIENTO QUE VOSOTROS LE DAIS, SOY INCAPAZ DE CONSEGUIR QUE UN MOMENTO SE FUNDA CON EL SIGUIENTE. PARA MI TODOS LOS MOMENTOS ESTAN SEPARADOS. Y CAIGO DERRIBADA POR EL CHOQUE DEL MOMENTO, EN UN SALTO, Y OS CEBAREIS EN MI. NO HAY UNA FINALIDAD PREVISTA. NO SE COMO PASAR DE UN MINUTO A OTRO, DE UNA HORA A OTRA, RESOLVIENDO MINUTOS Y HORAS, GRACIAS A CIERTA FUERZA NATURAL, HASTA QUE CONSTITUYAN ESA MASA INADMISIBLE Y UNIFORME A LA QUE VOSOTROS LLAMAIS VIDA”

Virginia Woolf “Las olas”


Mirar al infinito tranquiliza el alma, igual que Seth miraba al horizonte después de esparcir los pedazos de Osiris por todo Egipto, mientras Horus escrudiñaba los cortados del río en busca de algún alma sin memoria.

En el infinito se perdió el alma de Isis y Anubis tras reconstruir la esencia del Dios, padre y amante. Murió como hombre y una felación le dio la inmortalidad en la estación del akhet, cuando el río desenmascara la tierra, destapa las raíces y el chacal descubre a Bes enterrando los maduros fetos flatulentos.

Halcones surcando el cielo, vigilantes de la travesía del Babuino retirándose a ningún sitio, para permanecer unos instantes más en la inmortalidad futura.

Como los versos se aúnan, incorporándose y articulando un poema, adosando sentimientos y anexando imágenes, así se resuelve la historia. Pedacitos de leyendas que para todos se juntan en una meta en común acordada, para que después, pasados siglos o quizás años, jamás segundos, puedan ser veneradas por los espectadores ávidos de sentirse identificados entre ellos con una conciencia de algo mas grande que su vida, donde refugiarse todos juntos cuando vengan mal dadas, o donde agasajarse cuando la fortuna sople a favor.

Y mientras tanto en un valle alojado en la sima más profunda, rodeado por quebradas y barrancos ajados por el paso de las estaciones; y cuyas tierras bajas están cubiertas de baldías plantaciones donde crecen los escasos frutos de colores arenosos, mira al infinito una mujer sin sonrisa, con los labios formando un arco descendente, el pelo lacio y sin brillo, dejando demasiado despejada una abundante frente aun tersa. Vestida con ropas de colores rosas y amarillos, de tonos apagados y algunas varices en las piernas que colorean de tonos amarillos y violáceos una piel blanca. Durezas en los talones de unos pies anchos, en definitiva, una vida oteando en el infinito la llegada de tiempos mejores.

Y al mismo tiempo en la cumbre de una loma amanece el infinito futuro de otros seres, cuyos cabellos mecen las primeras brisas. Sin afeitar, pues lo primordial es vivir el instante único de las primeras luces del día, que dejarán rescoldos para el resto de la jornada solitaria. Desde lo alto se puede vislumbrar el campo en barbecho, moteado de encinas y zarzales que ahora tras la ligera neblina parecen los terrenos que rodean el monte Olimpo. Apoyados sobre el capó del coche, compartiendo un cigarro clandestino, mientras Sabina suena a través de las ventanas…

... Yo no quiero cargar con tus maletas
Yo no quiero que elijas mi champú
Yo no quiero mudarme de planeta
Cortarme la coleta brindando a tu salud
Yo no quiero domingos por la tarde
Yo no quiero columpio en el jardín
Lo que quiero amor cobarde
Es que mueras por mí (*)


…miran al infinito tranquilizando el amor compartiendo nicotina en el silencio.

Miran al infinito los generales y amantes, estos, a través de los ojos venerados y los primeros entre los destellos de la sangre en el campo de batalla, tras las dunas que separan la soledad y el mar, en ambos casos ocultando los muertos de su felicidad.

Son ya las doce y me despierta el preludio de una jaqueca o quizás el prefacio de una resaca de tequila y cervezas, intentando hilvanar los minutos, los instantes de mi existencia inconexa, fatigado de buscar esa pieza que conforme para todos vosotros mi vida, pues yo no necesito seguir encajando piececitas en ningún puzzle.

Enciendo el cigarro, abro el ordenador y entro en el blog de Teresa, para con su permiso robarla un titulo, escuchando a Sabina y mirando “INDEFENSION”, perderme en el infinito de la mirada del cuadro, para ver si al menos, se me tranquiliza el alma, pues al contrario que le ocurrió a Osiris hoy no aparecerá Thot para hacerme una mamada.


… Y morirme contigo si me matas
Y matarme contigo si te mueres
Porque el amor cuando no muere mata
Porque amores que matan nunca mueren (*)


(*) CONTIGO de Joaquin Sabina

viernes, 12 de junio de 2009

EUTANASIA LARVAR

“EN LA ESPUMA DE LAS OLAS, EN LAS MARISMAS, EN LAS MENBRANAS DONDE SE PONEN EN CONTACTO DOS MEDIOS DIFERENTES, BULLE LA VIDA Y NACE LO NUEVO. EN LAS FRONTERAS, LOS LIMITES, EN LAS BASURAS, EN LOS BORDES, EN LOS MARGENES, AHÍ ESTA EL FUTURO”

"El viejo topo nº 255" Javier Maqua



El quebrado acorde de un bordón acólito. El sonido metálico y grave del dedo deslizándose através de los trastes, sentado en el espigón de una playa anónima, descifrando el lenguaje de las olas, desentrañando las figuras que la espuma dibuja en la piedra cuando se retira la resaca.

“What´ll you do when you get lonelly
And nobody´s waiting by your side?
You´ve been running and hiding much to long
You know it´s just your foolish pride.
Layla, you´ve got me on your knees” *

Eric Clapton asoma en mi cerebro através de la luz, voltea la brisa, desenmascara el agua pulverizada de las olas al romper en el malecón desconocido; refugio de seres inéditos que acuden de vez en cuando a que la magia del mar les deleite con las cabriolas que las olas forman en el transito de una superficie ahora verde, otrora azul celeste.

En el límite de la fantasía, en la frontera de la tierra y el mar, en el borde del atardecer, finjo ser un tipo real; quiero mecerme con las algas que yacen en la superficie salada de un océano apaciguado.

Catatónico, me rindo por ahora en buscar dos olas iguales; con la vista cansada y dolores en la espalda, aturdido por el bramar del viento, emergen sin sentido los versos de Neruda y Benedetti, pues esta noche no podré escribir los versos más tristes y sin embargo podría construir el canal entre tu mirada atlántica y mi natural pacífico.

¿Cuántas islas desperdigadas, habitadas por náufragos anónimos? En la playa de tú refugio anónimo me resisto a conjugar el pretérito pluscuamperfecto de ningún termino por años deshonrado: reír, comer, follar, cantar, llover, llorar, besar, vivir, sufrir, plagiar, beber, correr, huir, aparecer, caminar, escribir, fingir, transgredir … ¡Cuidado!, ¿transgredir?, ¡si! ¡Transgredir si quiero!

Me reclino contra la piedra templada, con el paladar reseco y salado, apuro las últimas perlas de un tequila reposado y lanzo una botella con acuse de recibo contra la marea de un cómplice mar partido por la memoria; enciendo un cigarro, vibro con el recuerdo de un sudor compartido entre las sabanas de las noches mágicas; aspiro el humo y lo exhalo en un suspiro que el viento borra.

¡¡Que te jodan presente, mío es el pasado y nuestro el futuro!!




*”¿Qué harás cuando te encuentres sola
Y nadie esté esperando a tu lado?
Has estado corriendo y escondiéndote durante demasiado tiempo
Tú sabes que esto es solo tu estúpido orgullo
Layla, me tienes a tus pies”

sábado, 10 de enero de 2009

CONTIGO APRENDI

“Apenas despertó aquella mañana, la lengua seca y firme contra el paladar, se asustó del sabor nauseabundo de su propio aliento. Acercó lentamente a su cara la palma de la mano y abrió la boca para dejar escapar una bocanada de aire caliente. El olor a podrido reboto en su piel y ascendió obediente a través de su nariz, perfeccionando la calidad del asco repentino”

“Te llamare viernes” ALMUDENA GRANDES



En el alféizar, Homer, el gato de la vecina, se lame tranquilamente las patas, aseándose medio adormecido. Através de la ventana la luz del primer sábado del otoño recorre la cocina. En la cristalera de al lado, un gorrión seca su plumaje calado hasta los calamos tras la tormenta del mediodía, desconfiando de la presencia del mamífero, recostado apenas a un metro.

En la silla de la cocina, las espirales del humo del cigarro me acunan, en lo que parece que será una tarde calmada, tras una noche de desenfreno y una mañana yaciendo en la habitación, destilando el alcohol libado durante la pasada noche.

Agoto el cigarro y me asombro por la ausencia de síntomas de resaca, apenas recuerdo cuando me metí en la cama de madrugada y leves recuerdos del jolgorio pasado se posan en mi memoria como diapositivas de un fotomontaje surrealista.

Nítidas aparecen las croquetas, la cazuela de callos y las tapas de morcillo de buey estofado que cenamos en la taberna de Antonio Sánchez, las jarras de tinto y el Trina de Luisa, que destrozo el encanto del ágape castizo con el que comenzó la noche.

La primera cena sin lechuga desde que en mayo comenzara la operación “adiós lorza” para lucir palmito en verano.

Han desaparecido los tintes playeros de mi piel reseca, los sabores a sal y mojito, de nuevo las tardes soleadas se acortan, dando paso a las noches eternas de lunas entreveradas en nubes grises, como el mármol de la fría mesa de la taberna, que recoge el camarero, para servirnos los cuatro sorbetes de limón con vodka, pues dicen que el helado impide que la grasa metabolice en los músculos, haciendo una digestión más lenta. Nos deleitamos con el áspero sabor del coctel, entre fotografías y dibujos de personajes taurinos del siglo pasado.

El bullicio, el ambiente cargado por el humo del tabaco y las rígidas maderas de los asientos, me hacen claudicar en la decisión de ir a tomar una copa a un garito cubano que Sole descubrió un sábado de agosto.

Al salir, una ligera brisa hace que me frote los brazos, Carlos y yo somos los únicos que hemos venido sin más prendas de abrigo, en protesta porque el verano llega a su fin y se avecina un otoño indeciso.

El respaldo de la silla se me clava en la espalda y la pava del cigarro me quema los dedos. El recuerdo de la brisa me da escalofríos y me toco los brazos, mientras encuentro una nueva postura y estiro las piernas.

Al bajar del taxi, una casita con luces de colores, creo que en barrio de Hortaleza.

- ¿Pero Sole, donde nos vas a meter?
- Pasa y calla

Una pequeña barra con más de una docena de vasos rellenos de hierbabuena esperan la lima y el ron para ser gastados. Una diminuta pista y apenas dos o tres mesas con taburetes altos.

Apenas tres o cuatro personas y un trío que afina las guitarras y el bongó con un soniquete apelmazador y el primer mojito en absoluto me defrauda. Aplasto la hierbabuena con la pajita mientras el camarero, un cubano de piel tostada y entradas en su cabello negro, una blanca sonrisa de dentadura imperfecta, pero en armonía con su azucarado acento. Ligeramente sin mentón o más bien sin barbilla, con barba poco poblada o más bien con calvas, pero con ritmo en los pies que más tarde se le subirá hasta las caderas; me comenta que a partir de las doce el asunto mejora.

Salgo a la puerta a mirar la noche, “Habana Madrid” se llama el garito de timba cubana, que a santo de que habrá descubierto Sole.

Al entrar ya han comenzado a sonar los primeros ritmos de un bolero que en estos días no pueden más que hacer que sienta una enorme añoranza, Armando Manzanero retumba en el salón…

“Aprendí que puede un beso ser más dulce y más profundo
que puedo irme mañana mismo de este mundo.
Las cosas buenas yo contigo las viví
Y contigo aprendí
que yo nací el día que te conocí”


El segundo mojito no me dura ni una estrofa y mientras contoneo mi cuerpo entablamos de nuevo la conversación de la cena.

Tengo hambre pero no me apetece cocinar, en la nevera únicamente hay comida fresca y en el armario… ¡uf! Necesito con urgencia reabastecerme, al fin abro una lata de jamón cocido, un cuscurrito de pan y una cerveza, hay tardes en que la pereza es uno de los placeres más grandes que afloraron del paraíso corrompido.

Las sombras comienzan a regatear entre las baldosas, mientras enciendo un cigarro me asomo a la ventana añorando la cálida sensación al caminar sin zapatillas por la casa.

A poquitos se ha llenado el garito y sin saber como, parejas de baile se contonean en ritmos diabólicos y sensuales, levantándome la libido a niveles históricos. Samba, son cubano, el punteo del grupo es increíble y la voz algodonada del más bajito del trío hace ascender de los infiernos las más ricas sensaciones, que olvidadas se posan en cada uno de los poros sudorosos de mi cuerpo.

Sin saber muy bien como, comienza a surgir un juego de miradas, con un grupito vecino que ríen y bailan entre ellos. Obviando la hierbabuena, incluso el ron, recuerdo al bajito entonando a Benny Moré en un lascivo “parece que va a llover”.

Lo que pensaba que era un cuerpo decadente, parece interesar a otros y siento el tacto de la piel, la mano en la cintura, el calor del sexo contrario mientras bailo y junto al desconocido concluyo el último mojito de la noche cuando la camisa ya se pega a mi piel…


Cuando la luz de la farola rompe la penumbra del salón, suena el telefonillo y dudo si responder, pues los recuerdo de ayer han hecho que vuelva a humedecerme.

- ¿Sí?
- Lucia
- Dime Sole
- Vamos a tomarnos un vinito aquí enfrente, ¿Bajas?

No quiero romper el hechizo de lo que se avecina, ni tentar dos noches seguidas a la fortuna

- No hoy no puedo, gracias


Sin encender la luz me tumbo en la cama sudorosa. En la silla comenzaba a dolerme el culo.

jueves, 8 de enero de 2009

lunes, 5 de enero de 2009

A los Magos de Oriente

Queridos Reyes Magos:

Espero que al recibo de la presente os encontréis bien, cuando visitéis en esta noche Belén, poneros a buen recaudo y llevar puesto el chaleco antibalas, pues los judíos disparan y luego preguntan.

Ya sabéis que bueno, bueno no es que haya sido en exceso, pero hago la cama antes de ir a trabajar y me lavo los dientes dos veces al día.

Os escribo, no para pediros presentes, ni siquiera Paz a los hombres de buena voluntad, pues dudo de la voluntad de algunos simios sionistas y de todos los adláteres que los justifican.

Me gustaría que a todos los que de la “Tierra Prometida” están haciendo un gueto plagado de muerte, les dejéis junto a la almohada una cartulina con la frase que desgraciadamente Hoess hizo famosa “Arbeit macht frei “, seguro que ellos saben de lo que va la historia de antiguos pogromos que ahora recrean en la piel de otros.

A Bush, un mono de tela color butano, una venda y dos bridas de plástico a modo de grilletes, pues en Guantánamo podrá retirarse a escribir sus memorias.

A los mal tratadores un saco de carbón incandescente, y en vez de dejárselo en los zapatos, por favor metérselo en los calzoncillos.

A los de la COPE… a estos no les traigáis nada, bastante tienen ya en sus templos como para que enriquezcamos mas sus iglesias y catedrales, con riquezas y mártires.

A José Luis, un poco de memoria y dignidad histórica.

A Mariano, un traductor para poder entender a Don Manuel. También traerle unas clases de logopeda, pues resalta mucho las eses y me pone de los nervios.

Para mi Atleti, no os pido otro doblete, pues tampoco quiero agobiaros con imposibles.

Como también quiero que podáis traer mas cosas en otros parajes, no voy a pedirme más cosas.

Para mi, ya sabéis, como dice Pepín “con mucho tengo bastante”.

Para mis amigos el calor de mi mano y para mis enemigos quiero que les traigáis el doble de lo que ellos os hayan pedido para mí.

Abrigaros y espero que no terminéis muy tarde, y por favor, si venís, no hagáis mucho ruido.

Os dejo el agua y pan para los camellos; así como mazapanes y licores para vosotros.

Os sigue queriendo

E. D.

P.D: Se me olvidaba, a Fidel traerle un chandal nuevo, pues creo que afortunadamente le queda algo de cuerda todavía.